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NOTA DE VREDONDOF :

ESTE ARTICULO A MI ME PARECIO MUY INTERESANTE , PERO ME HA COSTADO MUCHO "LLEGAR A LOS CONCEPTOS" , NO SE SI POR QUE A MIS 63 AÑOS YA PATINA UN POCO MI CABEZA , O BIEN PORQUE EL AUTOR TIENE UN NIVEL ... O QUE ESCRIBE PARA UN NIVEL DE PERSONAS CON UN INTELECTO MUY ELEVADO.

En cualquier caso merece la pena leerlo (con MUCHA ATENCION para enterarse ....)
La conclusion que saque en la 3ª leida que le di , fue que se puede DECIR LO MISMO con el 10 de palabras y utilizando un "estilo mas pegado a la tierra".

LOS ESPAÑOLES NO SON IDEALISTAS. EN LA MEDIOCRIDAD SE ENCUENTRAN A GUSTO

El perfeccionamiento humano se efectúa con ritmo diverso en las sociedades y en los individuos. Los más poseen una experiencia sumisa al pasado: rutinas, prejuicios, domesticidades. Pocos elegidos varían, avanzando sobre el porvenir; al revés de Anteo, que tocando el suelo cobraba alientos nuevos, los toman clavando sus pupilas en las constelaciones lejanas y de apariencia inaccesible. Esos hombres, predispuestos a emanciparse de su rebaño, buscando alguna perfección más allá de lo actual, son los "idealistas". La unidad del género no depende del contenido intrínseco de sus ideales sino de su temperamento: se es idealista persiguiendo las quimeras más contradictorias, siempre que ellas impliquen un sincero afán de enaltecimiento. Cualquiera. Los espíritus afiebrados por algún ideal son adversarios de la mediocridad: soñadores contra los utilitarios, entusiastas contra los apáticos, generosos contra los calculistas, indisciplinados contra los dogmáticos. Son alguien o algo contra los que no son nadie ni nada. Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa, y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor. Sin ideales sería inconcebible el progreso. El culto del "hombre práctico", limitado a las contingencias del presente, importa un renunciar a toda imperfección. El hábito organiza la rutina y nada crea hacia el porvenir; sólo de los imaginativos espera la ciencia sus hipótesis, el arte su vuelo, la moral sus ejemplos, la historia sus páginas luminosas.
Son la parte viva y dinámica de la humanidad; los prácticos no han hecho más que aprovecharse de su esfuerzo, vegetando en la sombra. Todo porvenir ha sido una creación de los hombres capaces de presentirlo, concretándolo en infinita sucesión de ideales. Más ha hecho la imaginación construyendo sin tregua, que el cálculo destruyendo sin descanso. La excesiva prudencia de los mediocres ha paralizado siempre las iniciativas más fecundas. Y no quiere esto decir que la imaginación excluya la experiencia: ésta es útil, pero sin aquélla es estéril. Los idealistas aspiran a conjugar en su mente la inspiración y la sabiduría; por eso, con frecuencia, viven trabados por su espíritu crítico cuando los caldea una emoción lírica y ésta les nubla la vista cuando observan la realidad. Del equilibrio entre la inspiración y la sabiduría nace el genio. En las grandes horas de una raza o de un hombre, la inspiración es indispensable para crear; esa chispa se enciende en la imaginación y la experiencia la convierte en hoguera. Todo idealismo es, por eso, un afán de cultura intensa: cuenta entre sus enemigos más audaces a la ignorancia, madrastra de obstinadas rutinas.
La humanidad no llega hasta donde quieren los idealistas en cada perfección particular; pero siempre llega más allá de donde habría ido sin su esfuerzo. Un objetivo que huye ante ellos se convierte en estímulo para perseguir nuevas quimeras. Lo poco que pueden todos, depende de lo mucho que algunos anhelan. La humanidad no poseería sus bienes presentes si algunos idealistas no los hubieran conquistado viviendo con la obsesiva aspiración de otros mejores.
En la evolución humana, los ideales se mantienen en equilibrio inestable. Todo mejoramiento real es precedido por conatos y tanteos de pensadores audaces, puestos en tensión hacia él, rebeldes al pasado, aunque sin la intensidad necesaria para violentarlo; esa lucha es un reflujo perpetuo entre lo más concebido y lo menos realizado. Por eso los idealistas son forzosamente inquietos, como todo lo que vive, como la vida misma; contra la tendencia apacible de los rutinarios, cuya estabilidad parece inercia de muerte. Esa inquietud se exacerba en los grandes hombres, en los genios mismos si el medio es hostil a sus quimeras, como es frecuente sobre todo en España. No agita a los hombres sin ideales, informe argamasa de humanidad.
Toda juventud es inquieta. El impulso hacia lo mejor sólo puede esperarse de ella: jamás de los enmohecidos y de los seniles. Y sólo es juventud la sana e iluminada, la que mira al frente y no a la espalda; nunca los decrépitos de pocos años, prematuramente domesticados por las supersticiones del pasado: lo que en ellos parece primavera es tibieza otoñal, ilusión de aurora que es ya un apagamiento de crepúsculo.
Sólo hay juventud en los que trabajan con entusiasmo para el porvenir; por eso en los caracteres excelentes puede persistir sobre el apeñuscarse de los años. Nada cabe esperar de los hombres que entran a la vida sin afiebrarse por algún ideal; a los que nunca fueron jóvenes, paréceles descarriado todo ensueño. Y no se nace joven: hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal no se adquiere.
Los idealistas suelen ser esquivos o rebeldes a los dogmatismos sociales que los oprimen. Resisten la tiranía del engranaje político nivelador, aborrecen toda coacción del sistema, sienten el peso de los honores con que se intenta domesticarlos y hacerlos cómplices de los intereses creados, dóciles maleables, solidarios, uniformes en la común mediocridad.
Las fuerzas conservadoras que componen el subsuelo social pretenden amalgamar a los individuos, decapitándolos; detestan las diferencias, aborrecen las excepciones, anatematizan al que se aparta en busca de su propia personalidad. El original, el imaginativo, el creador no teme sus odios: los desafía, aun sabiéndolos terribles porque son irresponsables y asesinos como ultima solución. Por eso todo idealista es una viviente afirmación del individualismo, aunque persiga una quimera social; puede vivir para los demás, nunca de los demás. Su independencia es una reacción hostil a todos los dogmáticos. Concibiéndose incesantemente perfectibles, los temperamentos idealistas quieren decir en todos los momentos de su vida, como Don Quijote: "yo sé quién soy". Viven animados de ese afán afirmativo. En sus ideales cifran su ventura suprema y su perpetua desdicha. En ellos caldean la pasión, que anima su fe; esta, al estrellarse contra la realidad social, puede parecer desprecio, aislamiento, misantropía: la clásica "torre de marfil" reprochada a cuantos se erizan al contacto de los obtusos. Diríase que de ellos dejó escrita una eterna imagen Teresa de Ávila: "Gusanos de seda somos, gusanillos que hilamos la seda de nuestras vidas y en el capullito de la seda nos encerramos para que el gusano muera y del capullo salga volando la mariposa". Todo idealismo es exagerado, necesita serlo. Y debe ser cálido su idioma, como si desbordara la personalidad sobre lo impersonal; el pensamiento sin calor es muerte, frío, carece de estilo, no tiene firma.
Jamás fueron tibios los genios y los héroes. Para crear una partícula de Verdad, de Virtud o de Belleza, se requiere un esfuerzo original y violento contra alguna rutina o prejuicio; como para dar una lección de dignidad hay que desgoznar algún servilismo. Todo ideal es, instintivamente, extremo; debe serlo a sabiendas, si es menester, pues pronto se rebaja al refractarse en la mediocridad de los más. Frente a los hipócritas que usurpan poderes civiles y mienten con viles objetivos, la exageración de los idealistas es, apenas, una verdad apasionada. La pasión es su atributo necesario, aun cuando parezca desviar de la verdad; lleva a la hipérbole, al error mismo; a la mentira nunca. Ningún ideal es falso para quien lo profesa: lo cree verdadero y coopera a su advenimiento, con fe, con desinterés. El sabio busca la Verdad por buscarla y goza arrancando a la naturaleza secretos para él inútiles o peligrosos. Y el artista busca también la suya, porque la Belleza es una verdad animada por la imaginación, más que por la experiencia. Y el moralista la persigue en el Bien, que es una recta lealtad de la conducta para consigo mismo y para con los demás. Tener un ideal es servir a su propia Verdad Siempre. Algunos ideales se revelan como pasión combativa y otros como pertinaz obsesión; de igual manera distínguense dos tipos de idealistas, según predomine en ellos el corazón o el cerebro. El idealismo sentimental es romántico: la imaginación no es inhibida por la crítica y los ideales viven de sentimiento. En el idealismo experimental los ritmos afectivos son encarrilados por la experiencia y la crítica coordina la imaginación: los ideales tórnanse reflexivos y serenos. Corresponde el uno a la juventud y el otro a la madurez. El primero es adolescente, crece, puja y lucha; el segundo es adulto, se fija, resiste, vence.
El idealista perfecto sería romántico a los veinte años y estoico a los cincuenta; es tan anormal el estoicismo en la juventud como el romanticismo en la edad madura. Lo que al principio enciende su pasión, debe cristalizarse después en suprema dignidad: ésa es la lógica de su temperamento. Sin embargo lo que si hay es mucha mediocridad. La mediocridad puede definirse como una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo en su sociedad. Ésta ofrece a todos un mismo fardo de rutinas, prejuicios y domesticidades; basta reunir cien hombres para que ellos coincidan en lo impersonal: "Juntad mil genios en un Concilio y tendréis el alma de un mediocre". Esas palabras denuncian lo que en cada hombre no pertenece a él mismo y que, al sumarse muchos, se revela por el bajo nivel de las opiniones colectivas.El régimén actual, la monarquía cainista, ha conseguido una vez más, a través de sus ladrones politicos, que los españoles sean mediocres y que todo destello de genialidad sea enterrado en el desprecio. El régimen es miedoso,cobarde y hurtador, teme por su continuidad, pues sabe que se ha llevado mucho y no ha ofrecido nada. Qué se puede esperar de un monarca que dice:"El recuerdo de Franco constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad ...". Seguid votando, idealistas.
J.I.
"El sentido común es la cosa mejor repartida del mundo
porque todo el mundo cree poseerlo en cantidad suficiente." René Descartes.

LIBERTAD

-La filosofia de la libertad esta basada en la propiedad de uno mismo, esta simple pero elegante y contundente animacion la explicara exactamente. Esta es una gran herramienta que cualquiera puede usar para educar niños y adultos acerca del derecho a la vida, libertad y la capacidad de crear - y nuestra responsabilidad para pensar, hablar y actuar. La version en DVD de este video puede ser descargada gratis en: www.philosophyofliberty.blogspot.com CRÉDITOS AUTOR: Ken Schoolland schoolak001@hawaii.rr.com PRODUCTOR: Kerry Pearson (aka Lux Lucre) MÚSICA: Music2Hues www.music2hues.com WEBSITE: www.jonathangullible.com AYUDA: The Jonathan Gullible fund www.isil.org/tools/jonathan-gullible.html COPYRIGHT: www.creativecommons.org/licenses/by-nd-nc/1.0/ *

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Francisco D´Anconia en "La Rebelión de Atlas"


Francisco D´Anconia es un personaje en "La Rebelión de Atlas" ("Frisco"):
 que responde a :
Aristócrata argentino, playboy y dueño de una inmensa fortuna en Latinoamérica, 36 años




La rebelión de Atlas (título original Atlas Shrugged, literalmente "Atlas se encogió de hombros") es una novela de la filósofa/escritora ruso-estadounidense Ayn Rand publicada en Estados Unidos en 1957. Esta novela fue la última obra de ficción de Ayn Rand, antes de dedicarse sólo a la filosofía. Con 645.000 palabras, y alrededor de 1300 páginas, es también una de las novelas más largas jamás escritas.[cita requerida] El tema básico de la novela es, en palabras de la propia autora, “no sobre el asesinato del cuerpo de un hombre, sino sobre el asesinato – y el renacimiento – del espíritu humano”, es una historia profundamente filosófica y alegórica.
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—¿De modo que usted cree que el dinero es el origen de todo mal? —preguntó—. ¿Ha reflexionado alguna vez en cuál es el origen del dinero? El dinero es sólo un instrumento de cambio, que no podría existir si no se produjeran géneros ni hubiera hombres capaces de crearlos. El dinero es la forma material de ese principio, según el cual quienes deseen tratar con otros, han de hacerlo por el comercio, entregando valor por valor. El dinero no es el instrumento de los plañideros, que solicitan productos con lágrimas, ni de los saqueadores que los arrebatan por la fuerza. El dinero sólo es posible gracias a quienes producen. ¿Es eso lo que usted considera culpable?

«Cuando se acepta dinero en pago del propio esfuerzo, se hace bajo la condición de que luego se podrá cambiar por el producto del esfuerzo ajeno. No son los pusilánimes ni los merodeadores los que dan valor al dinero. Ni un océano de lágrimas ni todos los cañones de la tierra podrán transformar los pedazos de papel que lleva en la cartera en el pan necesario para sobrevivir mañana. Esos pedazos de papel, que en realidad deberían ser de oro, constituyen una prenda de honor: su demanda de energía a la gente que produce. Su cartera es la declaración de esperanza según la cual, en algún lugar del mundo, existen hombres incapaces de quebrantar ese principio moral que es la raíz del dinero. ¿Es eso lo que considera usted malvado?

»¿Se ha preocupado alguna vez en investigar en las raíces de la producción? Observe un generador eléctrico y atrévase a pensar que ha sido creado por el esfuerzo muscular de brutos sin inteligencia. Intente hacer crecer una semilla de trigo sin los conocimientos transmitidos por quienes lo descubrieron e iniciaron su explotación. Trate de obtener alimento tan sólo con movimientos físicos y comprenderá que la mente humana es la raíz de todos los géneros producidos y de toda la riqueza que haya existido jamás sobre la tierra.

»Pero usted asegura que el dinero lo consiguen los fuertes a expensas de los débiles. ¿A qué fuerza se refiere? No será la fuerza de las armas o de los músculos. La riqueza es el producto de la capacidad del hombre para pensar. ¿Consigue el dinero quien inventa un motor a expensas de quienes no lo inventaron? ¿Lo consigue el inteligente a expensas del tonto? ¿El capacitado a expensas del incompetente? ¿El ambicioso a expensas del holgazán? El dinero se hace antes de que pueda ser arrebatado por un ladrón o solicitado mediante lágrimas, por el esfuerzo de todo hombre honrado, y en la medida de la capacidad de cada cual. El hombre honrado es aquel que comprende que no puede consumir más de lo que ha producido.

»Comerciar por medio de dinero es el código de los hombres de buena voluntad. El dinero descansa en el axioma de que cada cual es propietario de su mente y de su esfuerzo. El dinero no permite a ningún poder humano prescribir el valor de un esfuerzo, excepto por elección voluntaria de quien siente deseos de ofrecer el suyo a cambio. El dinero permite obtener por los propios géneros y el propio trabajo, aquello que quienes han de adquirirlo consideran apropiado; pero no más. El dinero no permite otros tratos que aquellos que se llevan a cabo en beneficio mutuo, dentro del recto juicio de ambas partes. El dinero exige el reconocimiento de que el hombre ha de trabajar en beneficio propio, y no en su daño; para ganar y no para perder. Equivale a reconocer que el hombre no es una bestia de carga, nacida para transportar el fardo de su propia miseria, que hay que ofrecer valores y no quejas; que el lazo común entre los hombres no es un intercambio de sufrimientos, sino el de mercancías. El dinero exige que vendáis; pero no debilidad a cambio de estupidez, sino talento a cambio de razón; exige que se compre, no lo peor que sea ofrecido, sino lo mejor que se pueda conseguir con el propio dinero. Y cuando los nombres viven para el comercio o—, con la razón y no la fuerza como árbitro decisivo, el mejor producto es el que gana; el trabajo más perfecto; el hombre de más profundo juicio y más alta maestría. Y el grado que alcance la productividad del hombre será también el de su recompensa. Tal es el código de la existencia, cuya herramienta y símbolo constituye el dinero. ¿Y usted considera eso reprobable?
»EI dinero es sólo una herramienta. Os llevará a donde deseéis, pero no os podrá reemplazar como conductores. Os ofrecerá los medios para satisfacción de vuestros deseos, pero no aportará deseos en sí. El dinero es. el azote de quienes intentan revertir la ley de la causalidad; de quienes buscan reemplazar la mente por los productos de la misma.

»El dinero no comprará la felicidad para aquel que no tenga un concepto claro de lo que desea; el dinero no le proporcionará un código de valores, si ha evadido el conocimiento de lo que evaluar, ni le proveerá de un propósito si ha eludido la elección de lo que busca.El dinero no conseguirá inteligencia para el tonto, ni admiración para el cobarde, ni respeto para el incompetente. Quien intenta comprar el cerebro de su superior para que le sirva, reemplazando con dinero su capacidad de juicio, termina por convertirse en víctima de sus inferiores. Los hombres inteligentes lo abandonan, pero él sigue engañando y los fracasos acuden en masa a él, atraídos por una ley que no ha descubierto: la de que ningún hombre puede ser menor que su dinero. ¿Es éste el motivo por el que lo considera denigrante?

»Sólo quien no la necesita, está capacitado para heredar riqueza; me refiero al hombre que labraría su propia fortuna, no importa con qué. Si un heredero es igual a su dinero, éste le sirve; de lo contrario lo destruye. Vosotros exclamáis que el dinero lo ha corrompido. ¿Es así? ¿No habrá sido él quien ha corrompido al dinero? No envidiéis a un heredero indigno; su riqueza no es vuestra, y no habríais obrado mejor, caso de adquirirla.No consideréis que debió haber sido distribuida entre vosotros. El agobiar al mundo con cincuenta parásitos en vez de uno, no habría hecho revivir esa muerta virtud de lo que fue fortuna. El dinero es un poder viviente que muere al carecer de raíz. El dinero no servirá a una mente que no esté capacitada para ello. ¿Es éste el motivo por el que lo llamáis odioso?

»El dinero es vuestro medio de supervivencia. El veredicto que pronunciéis acerca de la fuente de vuestro sustento, es el mismo que pronunciáis acerca de la vida en sí. Si la fuente es corrupta, habréis condenado vuestra existencia. ¿Adquiristeis el dinero con fraude? ¿Halagando los vicios o la estupidez humana? ¿Acercándoos a seres estúpidos con la esperanza de conseguir más de lo que vuestra habilidad merece? ¿Bajando vuestro nivel de vida? ¿Realizando una tarea que despreciáis con destino a compradores hacia los que sentís desdén? En tal caso, vuestro dinero no os proporcionará ni un momento digno de auténtica alegría. Todo cuanto compréis no se convertirá en tributo, sino en reproche; no en triunfo, sino en constante evocador de vergüenza. Entonces gritaréis que el dinero es malsano. ¿Malsano porque no está a la altura de vuestro propio respeto? ¿Malsano porque no os deja disfrutar vuestra depravación? ¿Es ésta la causa de vuestro odio hacia el dinero?

»El dinero siempre seguirá siendo un efecto y rehusará reemplazaros como causa. El dinero es producto de la virtud, pero no conferirá virtud ni os redimirá de vuestros vicios.El dinero no os dará lo que no hayáis merecido, ni material ni espiritualmente. ¿Es ésa la raíz de vuestro odio hacia él?

»¿Acaso habéis dicho que el amor al dinero es el origen de todo mal? Amar una cosa significa conocer y amar la naturaleza de que está formada. Amar el dinero es conocer y amar el hecho de que tal dinero representa la creación del mejor de vuestros poderes internos y es vuestro pasaporte para comerciar vuestro esfuerzo con el de los mejores de vuestros semejantes. La persona que vendería su alma por unos centavos suele ser la que proclama en voz alta su odio hacia el dinero; y hay que reconocer que tiene motivos para odiarlo. Los amantes del dinero se sienten deseosos de trabajar por él. Saben que están en condiciones de merecerlo. Permitidme una indicación acerca de una clave que conduce al estudio del carácter humano: Quien maldice el dinero, es porque lo adquirió de manera deshonrosa. Quien lo respeta, se lo ha ganado por medios loables.

»Huid de quien os diga que el dinero encarna al mal. Dicha frase es la campanilla que anuncia la proximidad de un saqueador, igual que en otros tiempos anunciaba la de un leproso. Mientras los hombres vivan en comunidad sobre la tierra y necesiten medios para tratar unos con otros, el único substituto, caso de abandonar el dinero, sería el cañón de un arma. Pero el dinero exige de vosotros las más altas virtudes, si es que deseáis conseguirlo o conservarlo. Quienes carecen de valor, de orgullo o de estimación propia, los que no poseen el sentido moral acerca de su derecho al dinero y no desean defenderlo como si defendieran su propia vida, aquellos que parecen pedir perdón por ser ricos, no lo serán mucho tiempo. Constituyen un cebo natural para las bandadas de merodeadores que desde hace siglos se agazapan bajo rocas, saliendo al exterior en cuanto huelen a un hombre que ruega ser perdonado por el pecado de poseer riqueza. Se apresurarán a aliviarle de su culpa, y de su vida también, que es lo que merece.

»Entonces presenciaréis la elevación de los hombres que militan bajo dos banderas; de quienes viven basándose en la fuerza y, sin embargo, cuentan con quienes viven del comercio para crear el valor de su dinero robado; hombres que se mueven a saltos por el camino de la virtud. En una sociedad moral, ellos son los criminales, y tenéis que protegeros contra sus actividades. Pero cuando una sociedad establece la existencia de criminales por derecho y de saqueadores legales, es decir, de hombres que utilizan la fuerza para apoderarse de la riqueza de víctimas desarmadas, el dinero se convierte en vengador de quien lo creó. Tales maleantes creen seguro robar a seres indefensos en cuanto han aprobado una ley que los desarme. Pero su botín se convierte en imán para otros como ellos, que se lo arrebatarán a su vez, y así continúa la carrera, venciendo, no el más diestro en la producción, sino quienes emplean mayor brutalidad y rudeza. Cuando la fuerza se convierte en estandarte, el criminal vence sobre el ratero, pero entonces la sociedad desaparece entre un cúmulo de ruinas y de crímenes.

»¿Queréis saber si este día va a llegar? Observad el dinero. El dinero es el barómetro de las virtudes de una sociedad. Cuando notéis que el comercio se efectúa, no por consentimiento de sus partes, sino por obligación; cuando veáis que, con el fin de producir, necesitáis permiso de quienes no producen nada; cuando observéis que el dinero fluye hacia quienes trafican no en géneros, sino en favores; cuando os deis cuenta de que muchos se hacen ricos por el soborno, por la presión, más que por el trabajo, y que las leyes no os protegen contra ellos, sino que, al contrario, son ellos los protegidos contra vosotros; cuando observéis cómo la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en sacrificio, podéis asegurar, sin temor a equivocaros, que vuestra sociedad está condenada. El dinero es un medio tan noble que no compite con las armas, ni pacta con la brutalidad. Nunca permitirá a un país sobrevivir como propiedad a medias o como botín compartido.

»Siempre que aparezcan elementos destructores entre los hombres, empezarán por destruir el dinero, porque éste es la protección del hombre y la base de una existencia moral. Tales elementos se apoderarán del oro, entregando a cambio un montón de papel falsificado. Con ello matarán todos los fines objetivos y situarán al hombre en las garras de un arbitrario promulgador de valores. El oro es un valor objetivo, un equivalente a riqueza producida. El papel es una hipoteca sobre riqueza que no existe, reforzada por un arma apuntada contra aquellos de quienes se espera que la produzcan. El papel es un cheque cursado por saqueadores legales sobre una cuenta ajena: la virtud de las víctimas. Vigilad la llegada del día en que dicha cuenta se agote.
»Cuando se ha convertido al mal en medio de supervivencia, no confiéis en que los hombres sigan siendo buenos. No esperéis que conserven la moralidad y pierdan la vida convertidos en pasto de lo inmoral. No esperéis que produzcan, cuando la producción se ve castigada y el robo recompensado. No preguntéis entonces "¿Quién está destruyendo al mundo?" porque seréis vosotros mismos.

»Os encontráis entre los mayores logros de la mayor civilización productiva y os preguntáis por qué ésta se derrumba a vuestro alrededor mientras maldecís lo que le da vida: el dinero. Contempláis al dinero como los salvajes antes que vosotros, y os preguntáis por qué la selva vuelve a acercarse a los límites de vuestras ciudades. En toda la historia humana, el dinero fue siempre botín de aprovechados, de un tipo o de otro. Sus nombres cambiaron, pero sus métodos fueron siempre los mismos: aprovecharse de la riqueza por la fuerza y mantener cautivos a los productores, rebajándolos, difamándolos y despojándolos de su honor. Esa frase acerca de los males del dinero, que usted ha expresado con semejante precipitación, no exenta de un deseo de rectitud, procede de un tiempo en que la riqueza era producida por la labor de los esclavos; esclavos que repetían movimientos descubiertos con anterioridad por la mente de alguien y que prosiguieron ejecutándose sin mejoría alguna durante siglos. Mientras la producción fue gobernada por la fuerza y la riqueza se consiguió con la conquista, hubo poco que aprender. Sin embargo, a través de siglos de miseria y de hambre, los hombres exaltaron a los saqueadores como aristócratas de la espada, como aristócratas de cuna, y más tarde como aristócratas de despacho, despreciando a los productores, primero como esclavos, y luego como comerciantes, tenderos e industriales.


Ayn Rand




ayn_rand_-_la_rebelión_de_atlas_-_obra_completa

http://es.scribd.com/doc/73961776/ayn-rand-la-rebelion-de-atlas-obra-completa



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Wikipedia -

La rebelión de Atlas - Wikipedia, la enciclopedia libre

es.wikipedia.org/wiki/La_rebelión_de_Atlas
La rebelión de Atlas (título original Atlas Shrugged, literalmente "Atlas se encogió de hombros") es una novela de la filósofa/escritora ruso-estadounidense Ayn ...




Ayn Rand - Wikipedia, la enciclopedia libre

es.wikipedia.org/wiki/Ayn_Rand
La rebelión de Atlas (Atlas Shrugged) es por muchos considerada la obra de ficción... El primero en el ránking fue La Biblia, el segundo, La rebelión de Atlas.
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Si te ha gustado lo mejor que debes hacer es ir a su blog/pagina.*****En mi blog no puedes dejar comentarios , pero si en el del autor. ********HA ENTRADO EN el BLOG/ARCHIVO de VRedondoF. Soy un EMPRESARIO JUBILADO que me limito al ARCHIVO de lo que me voy encontrando "EN LA NUBE" y me parece interesante. Lo intento hacer de una forma ordenada/organizada mediante los blogs gratuitos de Blogger. Utilizo el sistema COPIAR/PEGAR, luego lo archivo. ( Solo lo  INTERESANTE según mi criterio). Tengo una serie de familiares/ amigos/ conocidos (yo le llamo "LA PEÑA") que me animan a que se los archive para leerlo ellos después. Los artículos que COPIO Y PEGO EN MI ARCHIVO o RECOPILACIÓN (cada uno que le llame como quiera) , contienen opiniones con las que yo puedo o no, estar de acuerdo. ******** Cuando incorporo MI OPINIÓN, la identifico CLARAMENTE,  con la única pretensión de DIFERENCIARLA del articulo original. ***** Mi correo electrónico es vredondof (arroba) gmail.com por si quieres que publique algo o hacer algún comentario.***** Por favor!  Si  te ha molestado el que yo haya publicado algún artículo o fotografía tuya,  ponte en contacto  conmigo (vredondof - arroba - gmail.com ) para solucionarlo o retirarlo