El sentimiento religioso en Estados Unidos nos provoca a algunos admiración y a otros escarnio.
 Pero ¿por qué se produce? James Q. Wilson planteó en el Wall Street Journal una hipótesis: tiene que ver con la libertad: “somos más religiosos que ningún país europeo porque aquí nunca ha habido una iglesia nacional contra la que rebelarse” (http://goo.gl/5ry1u).
Los antepasados de los estadounidenses se mataron por la religión, pero el conflicto era entre iglesias con poder político, o relacionadas con el poder político, la Católica y la Anglicana. 
Reconoce las excepciones de Polonia e Irlanda, no habla de Italia y España, también excepcionales por distintos motivos. “Pero en general hay poco en Europa que se parezca a la Primera Enmienda de la Constitución Americana”. Al no haber una iglesia nacional la religión se mantuvo fuera del panorama político. 
Pero en EE UU, como en el resto del mundo, ha habido ataques contra el sentimiento religioso alegando el argumento de “la separación de la Iglesia y el Estado”. Es una trampa. “Nuestra libertad no se basa en la supresión de los reconocimientos de la fuerza de la religión, sino en que durante muchas generaciones hemos aceptado un Gobierno secular que opera dentro de una cultura religiosa”. 
Mientras aquí los progresistas insisten en arrancar crucifijos o en recelar de las expresiones de la fe, conviene recordar que quien arrebata la libertad no es la Iglesia sino el Estado.