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NOTA DE VREDONDOF :

ESTE ARTICULO A MI ME PARECIO MUY INTERESANTE , PERO ME HA COSTADO MUCHO "LLEGAR A LOS CONCEPTOS" , NO SE SI POR QUE A MIS 63 AÑOS YA PATINA UN POCO MI CABEZA , O BIEN PORQUE EL AUTOR TIENE UN NIVEL ... O QUE ESCRIBE PARA UN NIVEL DE PERSONAS CON UN INTELECTO MUY ELEVADO.

En cualquier caso merece la pena leerlo (con MUCHA ATENCION para enterarse ....)
La conclusion que saque en la 3ª leida que le di , fue que se puede DECIR LO MISMO con el 10 de palabras y utilizando un "estilo mas pegado a la tierra".

LOS ESPAÑOLES NO SON IDEALISTAS. EN LA MEDIOCRIDAD SE ENCUENTRAN A GUSTO

El perfeccionamiento humano se efectúa con ritmo diverso en las sociedades y en los individuos. Los más poseen una experiencia sumisa al pasado: rutinas, prejuicios, domesticidades. Pocos elegidos varían, avanzando sobre el porvenir; al revés de Anteo, que tocando el suelo cobraba alientos nuevos, los toman clavando sus pupilas en las constelaciones lejanas y de apariencia inaccesible. Esos hombres, predispuestos a emanciparse de su rebaño, buscando alguna perfección más allá de lo actual, son los "idealistas". La unidad del género no depende del contenido intrínseco de sus ideales sino de su temperamento: se es idealista persiguiendo las quimeras más contradictorias, siempre que ellas impliquen un sincero afán de enaltecimiento. Cualquiera. Los espíritus afiebrados por algún ideal son adversarios de la mediocridad: soñadores contra los utilitarios, entusiastas contra los apáticos, generosos contra los calculistas, indisciplinados contra los dogmáticos. Son alguien o algo contra los que no son nadie ni nada. Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa, y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor. Sin ideales sería inconcebible el progreso. El culto del "hombre práctico", limitado a las contingencias del presente, importa un renunciar a toda imperfección. El hábito organiza la rutina y nada crea hacia el porvenir; sólo de los imaginativos espera la ciencia sus hipótesis, el arte su vuelo, la moral sus ejemplos, la historia sus páginas luminosas.
Son la parte viva y dinámica de la humanidad; los prácticos no han hecho más que aprovecharse de su esfuerzo, vegetando en la sombra. Todo porvenir ha sido una creación de los hombres capaces de presentirlo, concretándolo en infinita sucesión de ideales. Más ha hecho la imaginación construyendo sin tregua, que el cálculo destruyendo sin descanso. La excesiva prudencia de los mediocres ha paralizado siempre las iniciativas más fecundas. Y no quiere esto decir que la imaginación excluya la experiencia: ésta es útil, pero sin aquélla es estéril. Los idealistas aspiran a conjugar en su mente la inspiración y la sabiduría; por eso, con frecuencia, viven trabados por su espíritu crítico cuando los caldea una emoción lírica y ésta les nubla la vista cuando observan la realidad. Del equilibrio entre la inspiración y la sabiduría nace el genio. En las grandes horas de una raza o de un hombre, la inspiración es indispensable para crear; esa chispa se enciende en la imaginación y la experiencia la convierte en hoguera. Todo idealismo es, por eso, un afán de cultura intensa: cuenta entre sus enemigos más audaces a la ignorancia, madrastra de obstinadas rutinas.
La humanidad no llega hasta donde quieren los idealistas en cada perfección particular; pero siempre llega más allá de donde habría ido sin su esfuerzo. Un objetivo que huye ante ellos se convierte en estímulo para perseguir nuevas quimeras. Lo poco que pueden todos, depende de lo mucho que algunos anhelan. La humanidad no poseería sus bienes presentes si algunos idealistas no los hubieran conquistado viviendo con la obsesiva aspiración de otros mejores.
En la evolución humana, los ideales se mantienen en equilibrio inestable. Todo mejoramiento real es precedido por conatos y tanteos de pensadores audaces, puestos en tensión hacia él, rebeldes al pasado, aunque sin la intensidad necesaria para violentarlo; esa lucha es un reflujo perpetuo entre lo más concebido y lo menos realizado. Por eso los idealistas son forzosamente inquietos, como todo lo que vive, como la vida misma; contra la tendencia apacible de los rutinarios, cuya estabilidad parece inercia de muerte. Esa inquietud se exacerba en los grandes hombres, en los genios mismos si el medio es hostil a sus quimeras, como es frecuente sobre todo en España. No agita a los hombres sin ideales, informe argamasa de humanidad.
Toda juventud es inquieta. El impulso hacia lo mejor sólo puede esperarse de ella: jamás de los enmohecidos y de los seniles. Y sólo es juventud la sana e iluminada, la que mira al frente y no a la espalda; nunca los decrépitos de pocos años, prematuramente domesticados por las supersticiones del pasado: lo que en ellos parece primavera es tibieza otoñal, ilusión de aurora que es ya un apagamiento de crepúsculo.
Sólo hay juventud en los que trabajan con entusiasmo para el porvenir; por eso en los caracteres excelentes puede persistir sobre el apeñuscarse de los años. Nada cabe esperar de los hombres que entran a la vida sin afiebrarse por algún ideal; a los que nunca fueron jóvenes, paréceles descarriado todo ensueño. Y no se nace joven: hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal no se adquiere.
Los idealistas suelen ser esquivos o rebeldes a los dogmatismos sociales que los oprimen. Resisten la tiranía del engranaje político nivelador, aborrecen toda coacción del sistema, sienten el peso de los honores con que se intenta domesticarlos y hacerlos cómplices de los intereses creados, dóciles maleables, solidarios, uniformes en la común mediocridad.
Las fuerzas conservadoras que componen el subsuelo social pretenden amalgamar a los individuos, decapitándolos; detestan las diferencias, aborrecen las excepciones, anatematizan al que se aparta en busca de su propia personalidad. El original, el imaginativo, el creador no teme sus odios: los desafía, aun sabiéndolos terribles porque son irresponsables y asesinos como ultima solución. Por eso todo idealista es una viviente afirmación del individualismo, aunque persiga una quimera social; puede vivir para los demás, nunca de los demás. Su independencia es una reacción hostil a todos los dogmáticos. Concibiéndose incesantemente perfectibles, los temperamentos idealistas quieren decir en todos los momentos de su vida, como Don Quijote: "yo sé quién soy". Viven animados de ese afán afirmativo. En sus ideales cifran su ventura suprema y su perpetua desdicha. En ellos caldean la pasión, que anima su fe; esta, al estrellarse contra la realidad social, puede parecer desprecio, aislamiento, misantropía: la clásica "torre de marfil" reprochada a cuantos se erizan al contacto de los obtusos. Diríase que de ellos dejó escrita una eterna imagen Teresa de Ávila: "Gusanos de seda somos, gusanillos que hilamos la seda de nuestras vidas y en el capullito de la seda nos encerramos para que el gusano muera y del capullo salga volando la mariposa". Todo idealismo es exagerado, necesita serlo. Y debe ser cálido su idioma, como si desbordara la personalidad sobre lo impersonal; el pensamiento sin calor es muerte, frío, carece de estilo, no tiene firma.
Jamás fueron tibios los genios y los héroes. Para crear una partícula de Verdad, de Virtud o de Belleza, se requiere un esfuerzo original y violento contra alguna rutina o prejuicio; como para dar una lección de dignidad hay que desgoznar algún servilismo. Todo ideal es, instintivamente, extremo; debe serlo a sabiendas, si es menester, pues pronto se rebaja al refractarse en la mediocridad de los más. Frente a los hipócritas que usurpan poderes civiles y mienten con viles objetivos, la exageración de los idealistas es, apenas, una verdad apasionada. La pasión es su atributo necesario, aun cuando parezca desviar de la verdad; lleva a la hipérbole, al error mismo; a la mentira nunca. Ningún ideal es falso para quien lo profesa: lo cree verdadero y coopera a su advenimiento, con fe, con desinterés. El sabio busca la Verdad por buscarla y goza arrancando a la naturaleza secretos para él inútiles o peligrosos. Y el artista busca también la suya, porque la Belleza es una verdad animada por la imaginación, más que por la experiencia. Y el moralista la persigue en el Bien, que es una recta lealtad de la conducta para consigo mismo y para con los demás. Tener un ideal es servir a su propia Verdad Siempre. Algunos ideales se revelan como pasión combativa y otros como pertinaz obsesión; de igual manera distínguense dos tipos de idealistas, según predomine en ellos el corazón o el cerebro. El idealismo sentimental es romántico: la imaginación no es inhibida por la crítica y los ideales viven de sentimiento. En el idealismo experimental los ritmos afectivos son encarrilados por la experiencia y la crítica coordina la imaginación: los ideales tórnanse reflexivos y serenos. Corresponde el uno a la juventud y el otro a la madurez. El primero es adolescente, crece, puja y lucha; el segundo es adulto, se fija, resiste, vence.
El idealista perfecto sería romántico a los veinte años y estoico a los cincuenta; es tan anormal el estoicismo en la juventud como el romanticismo en la edad madura. Lo que al principio enciende su pasión, debe cristalizarse después en suprema dignidad: ésa es la lógica de su temperamento. Sin embargo lo que si hay es mucha mediocridad. La mediocridad puede definirse como una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo en su sociedad. Ésta ofrece a todos un mismo fardo de rutinas, prejuicios y domesticidades; basta reunir cien hombres para que ellos coincidan en lo impersonal: "Juntad mil genios en un Concilio y tendréis el alma de un mediocre". Esas palabras denuncian lo que en cada hombre no pertenece a él mismo y que, al sumarse muchos, se revela por el bajo nivel de las opiniones colectivas.El régimén actual, la monarquía cainista, ha conseguido una vez más, a través de sus ladrones politicos, que los españoles sean mediocres y que todo destello de genialidad sea enterrado en el desprecio. El régimen es miedoso,cobarde y hurtador, teme por su continuidad, pues sabe que se ha llevado mucho y no ha ofrecido nada. Qué se puede esperar de un monarca que dice:"El recuerdo de Franco constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad ...". Seguid votando, idealistas.
J.I.
"El sentido común es la cosa mejor repartida del mundo
porque todo el mundo cree poseerlo en cantidad suficiente." René Descartes.

LIBERTAD

-La filosofia de la libertad esta basada en la propiedad de uno mismo, esta simple pero elegante y contundente animacion la explicara exactamente. Esta es una gran herramienta que cualquiera puede usar para educar niños y adultos acerca del derecho a la vida, libertad y la capacidad de crear - y nuestra responsabilidad para pensar, hablar y actuar. La version en DVD de este video puede ser descargada gratis en: www.philosophyofliberty.blogspot.com CRÉDITOS AUTOR: Ken Schoolland schoolak001@hawaii.rr.com PRODUCTOR: Kerry Pearson (aka Lux Lucre) MÚSICA: Music2Hues www.music2hues.com WEBSITE: www.jonathangullible.com AYUDA: The Jonathan Gullible fund www.isil.org/tools/jonathan-gullible.html COPYRIGHT: www.creativecommons.org/licenses/by-nd-nc/1.0/ *

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Las leyes fundamentales de la estupidez humana



Las leyes fundamentales de la estupidez humana
(basado en Cipolla (1988)Allegro ma non troppo )

Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación
A primera vista esta afirmación puede parecer trivial, o más bien obvia, o poco generosa, o quizá las tres cosas a la vez. Sin embargo, un examen más atento revela de lleno la rotunda veracidad de esta afirmación. Cipolla considera que por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre quedaremos sorprendidos de forma repetida y recurrente por el hecho de que:
  1. personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas;
  2. día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.
La Primera Ley Fundamental impide la atribución de un valor numérico a la fracción de personas estúpidas respecto del total de la población. Cualquier estimación numérica resultaría ser una subestimación. Por ello en las líneas que siguen se designará la proporción de personas estúpidas en el seno de una población con el símbolo σ.
Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
No todos los humanos son iguales ya que unos son más estúpidos que otros. Según Cipolla, el grado de estupidez viene determinado genéticamente por la naturaleza pero no está asociado a ninguna otra característica de raza, sexo, nacionalidad o profesión.
El profesor Cipolla realizó amplios estudios demográficos con muy diversos sectores de la población. Inicialmente afirma haber comprobado que entre los trabajadores "de cuello azul" existía una fracción  σ de estúpidos y que esa fracción era mayor de lo que esperaba, con lo que se confirmaba la primera Ley. Sospechando que podía deberse a falta de cultura o a marginalidad social estudió muestras de trabajadores "de cuello blanco" y a estudiantes, comprobando que entre ellos se mantenía la misma proporción. Más sorprendido aún quedó al medir el mismo parámetro entre los profesores de universidad.  Decidió por tanto expandir sus estudios hasta la élite de la sociedad, los laureados con el Premio Nobel. El resultado confirmó el poder supremo de la naturaleza: una proporción σ de laureados con el Nobel son estúpidos.

Tercera Ley Fundamental (o de Oro): una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
El análisis de costes y beneficios de Carlo M. Cipolla permite clasificar a los seres humanos en cuatro tipos de personas, cada uno de los cuales ocupa un cuadrante en un sistema de coordenadas. Si representamos en el eje de abcisas el beneficio, positivo o negativo, que obtiene el individuo y en el eje de ordenadas el beneficio (+) o coste (-) que causa a los demás, podemos definir y estimar las coordenadas de los siguientes tipos:
  • Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.
  • Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
  • Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
  • Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.

Distribución de Frecuencia
La mayoría de los individuos no actúa consistentemente. Bajo ciertas circunstancias una persona puede actuar inteligentemente y en otras actuar como desgraciado. La única importante excepción a esta regla es la de las personas estúpidas que normalmente muestran una fuerte tendencia hacia un comportamiento estúpido en cualquier actividad o empresa. Para los demás, podremos calcular su posición en el eje de coordenadas del gráfico 1 como una media de los resultados de sus acciones en términos de costes y beneficios causados sobre sí mismos y sobre los demás. Esta posibilidad nos permite hacer la siguiente digresión:
Consideraremos un "bandido perfecto" aquel que mediante sus acciones obtiene para sí mismo un beneficio igual al coste que origina en los demás. Es el caso del ladrón que roba a otro cien euros sin causarle ningún coste adicional. Esta situación puede ser definida como un "juego de suma cero" en el que el conjunto de la sociedad ni gana ni pierde. El "bandido perfecto" quedaría representado en el eje de coordenadas del gráfico 2 sobre la línea OM que bisecta el cuadrante B.
Sin embargo los "bandidos perfectos" son relativamente escasos. Es más frecuente que haya "bandidos inteligentes" (Bi) que obtienen más beneficios que los costes que causan, o "bandidos estúpidos" (Be), que para obtener algún beneficio causan un coste alto a los demás. Desgraciadamente los bandidos que permanecen por encima de la línea OM son relativamente poco numerosos. Es mucho más frecuente el individuo Be. Ejemplo de este último puede ser el ladrón que destroza los cristales de un coche para robar su radio o el que asesina a alguien para irse con su mujer a pasar un fin de semana en Montecarlo.

El poder de la estupidez
Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un bandido. Las acciones de un bandido siguen un modelo de racionalidad. El bandido quiere obtener beneficios. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener beneficios para sí procurando también beneficios a los demás, deberá obtener su beneficio causando pérdidas a su prójimo. Ciertamente, esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse. En definitiva, las relaciones con un bandido son posibles puesto que sus sucias maniobras y sus deplorables aspiraciones pueden preverse y, en la mayoría de los casos, se puede preparar la oportuna defensa.

Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Tal como está implícito en la Tercera Ley Fundamental, una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.

Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, es lógico pensar que tienen todas las de ganar porque:
  1. generalmente el ataque nos coge por sorpresa.
  2. incluso cuando se tiene conocimiento del ataque, no es posible organizar una defensa racional porque el ataque, en sí mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional.
El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales, no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Y hay que tener en cuenta también otra circunstancia: la persona inteligente sabe que es inteligente; el bandido es consciente de que es un bandido y el desgraciado incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Pero al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder devastador.

Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.
No hay que asombrarse de que las personas desgraciadas e incautas, es decir, las que en los gráficos 1 y 2 se sitúan en el cuadrante D, no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni los bandidos consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez. Es extremadamente difícil explicar por qué sucede esto. Se puede tan sólo formular la hipótesis de que, a menudo, tanto los inteligentes como los bandidos, cuando son abordados por individuos estúpidos, cometen el error de abandonarse a sentimientos de autocomplacencia y desprecio en lugar de preparar la defensa y segregar inmediatamente cantidades ingentes de adrenalina ante tamaña situación de peligro.

Uno de los errores más comunes es llegar a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto no es más que confundir la estupidez por la candidez de los desgraciados.

A veces hasta se puede caer en la tentación de asociarse con un individuo estúpido con el objeto de utilizarlo en provecho propio. Tal maniobra no puede tener más que efectos desastrosos porque:

a) está basada en la total incomprensión de la naturaleza esencial de la estupidez y
b) da a la persona estúpida la oportunidad de desarrollar sus capacidades aún más allá de lo originalmente supuesto. Uno puede hacerse la ilusión de que está manipulando a una persona estúpida y, hasta cierto punto, puede que incluso lo consiga, pero debido al comportamiento errático del estúpido, no se pueden prever todas sus acciones y reacciones y muy pronto uno se verá arruinado y destruido sin remedio.

A lo largo de los siglos, en la vida pública y privada, innumerables personas no han tenido en cuenta la Cuarta Ley Fundamental y esto ha ocasionado pérdidas incalculables.


Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
Las consideraciones finales de la Ley cuarta nos conducen a un análisis de tipo "macro", según el cual, en lugar del bienestar individual, se toma en consideración el bienestar de la sociedad, definido, en este contexto, como la suma algebraica de las condiciones del bienestar individual. Es esencial para efectuar este análisis una completa comprensión de la Quinta Ley Fundamental. No obstante, es preciso añadir que de las cinco leyes fundamentales, la Quinta es, de largo, las más conocida. 

El corolario de la ley dice así:

El estúpido es más peligroso que el bandido.

La formulación de la ley y el corolario son aún del tipo "micro". Sin embargo, tal como hemos anunciado anteriormente, la ley y su corolario tienen profundas implicaciones de naturaleza "macro". 
Si todos los miembros de una sociedad fuesen bandidos perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres. Todo quedaría reducido a transferencias masivas de riqueza y bienestar. Pero cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. La personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas y, por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.
El gráfico 3 muestra un sistema de clasificación simple entre las acciones que causan beneficio o perjuicio a la sociedad como un todo. Toda actividad representable a la derecha de la línea NOM implica una redistribución con beneficio social neto, mientras que las actividades que caen a la izquierda o debajo de dicha línea implican pérdidas sociales netas.
El profesor Carlo M. Cipolla, erudito historiador que ha investigado intensamente la sociedad clásica romana, la sociedad medieval y muchas otras de la antigüedad, está perfectamente cualificado para afirmar, como hace, que el coeficiente σ es una constante histórica. ¿Por qué entonces unas sociedades prosperan y otras entran en decadencia? Depende exclusivamente de la capacidad de los individuos inteligentes para mantener a raya a los estúpidos.
Más aún: en las sociedades en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual a  σ; sin embargo, en el resto de la población Cipolla observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de bandidos con un elevado porcentaje de estupidez. Y entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los desgraciados incautos. Tal cambio en la composición de la población de los no estúpidos es el que refuerza inevitablemente el poder destructivo de la fracción σ y conduce al país a la ruina.
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Carlo M. Cipolla (1922-2000)

Historiador italiano especializado en la historia de la economía. Nacido en Pavía, estudió en la Sorbona y en la London School of Economics. Empezó a trabajar en la Universidad de Catania, en Sicilia, pasando después por las universidades de Venecia, Turín, Florencia, Pavía y Pisa. En 1959 se incorporó a la Universidad de California en Berkeley donde permaneció hasta su retiro en 1991.
Fue un autor prolífico, creativo y con diversidad de intereses. Su autoridad fue siempre reconocida en la historia económica, especialmente en la historia del dinero y de la población, pero trabajó también en la historia de la tecnología, la alfabetización y los sistemas sanitarios.
Obtuvo numerosos reconocimientos y honores, desde el doctorado honorífico en medicina por la universidad de su Pavía natal, hasta la membresía en la Royal Historical Society of Great Britain, la American Academy of Arts and Sciences, y la Accademia dei Lincei, a la que había pertenecido Galileo.
Uno de los trabajos más divulgados de Carlo M. Cipolla es su breve análisis económico, demográfico e histórico de la estupidez humana que publicó en su libro "Allegro ma non troppo" de 1988. No es su trabajo más formal, ni el mas serio, ni el que le dio más prestigio académico, pero vamos a hacer aquí una presentación somera de su contenido en la confianza de pueda servir de aviso al lector y contribuir así al progreso del conjunto de la sociedad
Obras destacadas:
  • Moneda, precios y civilización en el área mediterránea (1956)
  • Le Avventure della lira (1958)
  • Hombres, técnicas, economía (1962)
  • Historia económica de la población mundial (1962)
  • Educación y desarrollo en Occidente (1969)Historia económica de Europa (9 vols., 1972-1976)
  • Historia económica de la Europa preindustrial (1974)
  • Contra el enemigo invisible (1985)
  • Allegro ma non troppo (1988)
  • Miasmas y humores (1989)
  • La odisea de la plata española (1999)

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  1. Profilo di storia demografica della città di Pavia, en «Bollettino Storico Pavese», VI (1943), pp. 5-87.
  2. Condizioni economiche e gruppi sociali in Pavia secondo un estimo cinquecentesco, en «Rivista Internazionale di Scienze Sociali», 51 (1943), pp. 264-87.
  3. Il valore di alcune biblioteche nel Trecento, en «Bollettino Storico Pavese», VII (1944), pp. 5-20.
  4. In tema di trasporti medievali, en «Bollettino Storico Pavese», VII (1944), pp. 21-56.
  5. Per una storia del lavoro in Italia in «Bollettino Storico Pavese», VII (1944), pp. 65-80.
  6. Finanze di borghi e castelli sotto il dominio spagnolo, en «Bollettino Storico Pavese», VIII (1945), pp. 5-19.
  7. Architettura e storia sociale: il castello di Scaldasole, en «Bollettino Storico Pavese», VIII (1945), pp. 43-8.
  8. La via delle lane inglesi verso la Lombardia, en «Bollettino della Società Pavese di Storia Patria», XLVI (1946), pp. 95-7.
  9. Un'impresa mineraria del Quattrocento, en «Bollettino della Società Pavese di Storia Patria», XLVI (1946), pp. 69-78.
  10. Popolazione e proprietari delle campagne attraverso un ruolo di contribuentí del secolo XII, en «Bollettíno della Società Pavese di Storia Patria», XLVI (1946), pp. 85-93.
  11. Une crise ignorée. Comment s'est perdue la propriété ecclésiastique dans I'Italie du Nord entre le XI et le XVI siècle, en «Annales E.S.C.», 2 (1947), pp. 317-27.
  12. La svalutazione monetaria nel Ducato di Milano alla fine del Medio Evo, en «Giornale degli Economisti», n.s., 6 (1947), pp. 540-50.
  13. Studi di storia della moneta. I movimenti dei cambi in Italia dal sec. XIII al sec. XV, Pavia, 1948.
  14. La storia rurale del Medioevo nella Cambridge Economic History, en «Rivista Storica Italiana», 61 (1949), pp. 111-6.
  15. Encore Mahomet et Charlemagne: l'économie polítique au secours de l'histoire, en «Annales E.S.C.», 4 (1949), pp. 4-9.
  16. Per la storia della popolazione lombarda nel sec. XVI, in Studi in onore di G. Luzzatto, Milano, 1949, pp. 144- 55
  17. The Trends in Italian Economic History in the later Middle Ages, en «The Economic History Review», 2 (1949-50), pp, 181-4.
  18. Anthropologie et démographie. Moyen Age (in coll. con J. Dhondt, M. Postan e P. Wolffl, in IX Congrès International des Sciences Historiques. I. Rapports, Parigi, 1950, pp. 55-80.
  19. Storia dei prezzi e storia della moneta: considerazioni critche, en «L'industria», (1950), pp. 599-606.
  20. Economic Stagnation in Italy?, en «Il Politico», 15 (1950), pp. 304-10.
  21. Per la storia della crisi del sistema curtense in Italia: lo sfaldamento del manso nell'Appennino bobbiese, en «Bullettino dell'Istituto Storico Italiano per il Medio Evo e Archivio Muratoriano», 62 (1950), pp. 283-304.
  22. Il trend economico nello Stato di Milano durante i secoli XVI e XVII- il caso di Pavia (in coll. con G. Aleati), en «Bollettino della Società Pavese di Storia Patria», 50 (1950), pp. 21-34.
  23. Ripartizione delle colture nel pavese secondo le «misure territoriali» della metà del '500, en «Studi di storia economica e statistica dalla Facoltà di Economia e Commercio dell'Università di Catania», 1 (1950-1), pp. 5-13.
  24. Questioni aperte sul sistema economico dell'alto medioevo, en «Rivista Storica Italiana», 63 (1951), pp. 95-9.
  25. Teoria economica e storia economica, en «Moneta e Credito», 16 (1951), pp. 497-9.
  26. Verso il Far West. Le esplorazioni dell'occidente nordamericano e la ricerca dei passaggi verso il Pacifico, Tolino, 1952.
  27. Mouvements monétaires dans l'Etat de Milan 1580- 1700, Parigi, 1952.
  28. Note sulla storia del saggio d'interesse. Corso, dividendi e sconto dei dividendi del Banco di S. Giorgio nel sec. XVI, en «Economia Internazionale», V (1952), PP. 255-70.
  29. Tbe Decline of Italy: the Case of a Fully Matured Economy, en «The Economic History Review», V (1952-53), pp. 178-87.
  30. Agli inizi della Rivoluzione Industriale nell'economia ligure, in Genova. Uomini e Fortune, Genova, 1953, pp, 3-24.
  31. Contributo alla storia dei consumi e del costo della vita in Lombardia agli inizi dell'età moderna (in coll. con G. Alcati), in Hommage à Lucien Febvre, Parigi, 1954, vol. 2, pp, 317-41.
  32. La prétendue révolution des prix: réflections sur l'expérience italienne, en «Annales E.S.C.», 10 (1955), pp. 513-6.
  33. Asteriscbi, en «Le Stagioni, inverno 1965-66», pp. 8-17.
  34. Money, Prices and Civilization in the Mediterranean World. Fifth to Seventeenth Century, Princeton, 1956 (trad. it. Moneta e civiltà mediterranea, Venezia, 1957).
  35. Prezzi, salari e teoria dei salari in Lombardia alla fine del Ciqnuecento, en «Quaderni di Storia ed Economia», 1 (1956), pp. 7-18.
  36. Argento tedesco e monete genovesi alla fine del Quattrocento, en «Rivista Italiana di Numismatica e Scienze Affini», LVIII (1956), pp. 100-7.
  37. Università ed organizzazione aziendale. Per la riforma delle Facoltà di Economia per la preparazione dei dirigenti industriali (a cura di C.M. CipoUa, L. Gangemi, S. Valle), Napoli, 1957.
  38. L'economia milanese alla metà del secolo XIV: I movimenti economici generali (1350-1500), in Storia di Milano, t. VIII, Milano, 1957, pp. 337-85.
  39. Per la storia delle terre della «Bassa» Lombarda, in Studi in onore di A. Sapori, Milano, 1957, vol. 1, pp. 665 -72.
  40. Le avventure della lira, Milano, 1958; Bologna, 1975.
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  43. Appunti per una nuova storia della moneta nell'Alto Medioevo, in Moneta e scambi nell'Alto Medioevo, Spoleto, 1961, pp. 619-25.
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  47. Sans Mahomet Cbarlemagne est inconcevable, en «Annales E.S.C.», 17 (1962), pp. 130-6.
  48. Per la storia delle epidemie in Italia: il caso d'una borgata lombarda ai primi del Quattrocento, en «Rivista Storica Italiana», 75 (1963), pp. 112-9.
  49. The Economic Policies of Governments: the Italian and Iberian Peninsulas, in The Cambridge Economic History of Europe, vol. 3, Cambridge, 1963, pp. 397-429 (trad. it. La politica economica dei governi. La penisola italiana e la penisola iberica, in Storia economica Cambridge, Volume terzo, Torino, 1977, pp. 462-96).
  50. Currency Depreciation in Medieval Europe, en «The Economic History Review», XV (1962-63), pp. 413-22.
  51. Tre Maestti, en «Rivista Storica Italiana», 76 (1964), pp. 875-8.
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  56. Literacy and Development in the West, Harmondsworth, 1969 (trad. it. Istruzione e sviluppo. Il declino dell'analfabetismo nel mondo occidentale, Torino, 197l).
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  59. La rivoluzione industriale, in Storia delle idee politiche, economicbe e sociali (a cura di L. Fírpo), vol. 5, Torino, 1971, pp. 11-26.
  60. The Fontana Economic History of Europe (a cura e con introduzione di C. M. Cipolla), London, 1972-76 (trad. it. Storia economica d'Europa, Torino, 1979-80).
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  63. Peste et mortalité différentielle (in coll. con D. Zanetti), en «Annales de démographie historique» (1972), pp. 197-202.
  64. Crístofano and the Plague. A Study in the History of Public Health in the Age of Galileo, Londra, Berkeley, Los Angeles, 1973 (trad. it. Cristofano e la peste, Bologna, 1976, ristampato in Contro un nemico invisibile. Epidemie e strutture sanitaria nell'ltalia del Rinascimento, Bologna, 1986).
  65. Pepper, Wíne (and wool) as the Dynamic Factors of the Social and Economic Development of the Middle Ages, Bologna, 1973.
  66. Origine e sviluppo degli Uffici di Sanità in Italia, en «Annales Cisalpines d'Histoire Sociale», 4 (1973), pp. 83-101.
  67. Tbe Professions. the Long View, en «The Journal of European Economic History», 2 (1973), pp. 37-52.
  68. Storia economica dell'Europa pre-industriale, Bologna, 1974.
  69. I libri dei morti, in Le fonti della demografia storica in Italia, Roma, 1974, vol. 1, parte seconda, pp. 851-66.
  70. The Plague in the pre-Malthus Maltbusians, en «The journal of European Economíc History», 3 (1974), pp, 277-84.
  71. European Connoisseurs and California Wines, 1875- 1895, en «Agricultural History», 49 (1975), pp. 294-310
  72. The Italtan Failure, in Failed Transítions to Modern industrial Society: Renaissance Italy and Seventeenth Century Holland (a cura di F. Krantz e P.M. Hohenberg), Montreal, 1975, pp. 8-10.
  73. Perspective of the Past, in Nobel Symposium 29: Man, Environment, and Resources (a cura di T. Segerstedt e S. Nilsson), Stoccolma, 1975, pp, 79-83.
  74. Public Healtb and the Medical Profession in the Renaissance, Cambridge, 1976 (il secondo capitolo è stato tradotto con il titolo La professione medica in Toscana nel 1630 in Contro un nemico invisibile. Epidemie e strutture sanitarie nell'Italia del Rinascimento, Bologna, 1986).
  75. The Basic Laws of Human Stupidity, Bologna, 1976.
  76. Chi ruppe i rastelli a Montelupo?, Bologna, 1977 (ristampato in Contro un nemico invisibile. Epidemie e strutture sanitarie nell'Italia del Rinascimento, Bologna, 1986).
  77. Corfú «chiave della Cristianità» e la sua difesa contro la peste, in Fatti e idee di storia economice nei secoli XII- XX. Studi dedicati a Franco Borlandi, Bologna, 1977, pp. 559-75.
  78. A Plague Doctor, in The Medieval City (a cura di H.A. Miskimin, D. Herlihy, A.L. Udovitch), New Haven, Londra, 1977, pp. 65-72.
  79. The Bills of Mortality of Florence, en «Population Studies», 32 (1978), pp. 543-8.
  80. Peste del 1630-31 nell'Empolese, en «Archivio Storico Italiano», 136 (1978), pp. 469-81.
  81. I pidocchi e il Granduca, Bologna 1979 (ristampato in Contro un nemico invisibile. Epidemie e strutture sanitarie nell'Italia del Rinascimento, Bologna, 1986).
  82. Gino Luzzatto o dei rapporti tra teoria e storia economica, en «Ricerche Economiche», 1 (1979), pp. 1-9.
  83. Tbe technology of man. A vísual bistory (in coll. con D. Birdsall), Londra, 1980.
  84. Fighting the Plague in Seventeentb Century Italy, Madison, 1981.
  85. Per una storia della produttività nei secoli del Medioevo e del Rinascimento, in Produttività e tecnologia nei secoli XII-XVII (a cura di S. Mariotti), Firenze, 1981, pp. 3-7.
  86. Economic Fluctuations, the Poor, and Public Policy (Italy, 16th and 17th Centuries), in Aspects of Poverty in Early Modern Europe (a cura di T. Riis), Stoccarda, Bruxelles, Firenze, 1981, pp. 65-77.
  87. Il fiorino e il quattrino: la politica monetaria a Firenze nel 1300, Bologna, 1982 (ristampato con significativi cambiamenti in Il governo della moneta a Firenze e a Milano nei secoli XIV-XVI, Bologna, 1990).
  88. Bilancio di una epidemia di peste. Il caso di Pistoia nel 1630-31, en «Bullettino Storico Pistoiese», 84 (1982), pp. 65-93.
  89. La città di fronte alle crísi di mortalità, in Società Italiana di Demografia Storica, La demografia storica delle città italiane, Bologna, 1982.
  90. Il dilemma dell'interdisciplinarietà: il caso della storia economica, in Scuola Normale Superiore di Pisa, Regione Toscana-Giunta Regionale, Corso di orientamento pre-universitario, s.l. né d. Ema Calenzano, 19831, pp. 98-106.
  91. Tifo esantematico e politica sanitaria a Genova nel Seicento (in coll. con G. Doria), en «Atti della Società Ligure di Storia Patria», 22 (1982), pp. 163-96.
  92. Le tre rivoluzioni. Prolusione d'apertura dell'anno accademico 1982-83 all'Istituto Universitario Europeo, Firenze, 1983.
  93. Barter in Fifteenth-Century Genoa, in Studies in Numismatich Method presented to Philip Grierson (a cura di C.N.L. Brooks, B.M.I.M. Steward, G. Pollard, T.R. Volk), Cambridge, 1983, pp. 327-8.
  94. Argento spagnolo e monetazione fiorentina nel Cinquecento, in Aspetti della vita economica medievale, Firenze, 1985, pp. 475-85.
  95. Contro un nemico invisible. Epidemie e strutture sanitarie nell'Italia del Rinascimento, Bologna, 1986.
  96. Tecnica, società e cultura. Alle origini della supremazia tecnologica dell'Europa, Bologna, 1989.
  97. La moneta a Firenze nel Cinquecento, Bologna, 1987 (ristampato in il governo della moneta a Firenze e a Milano nei secoli XIV-XVI, Bologna, 1990).
  98. Per un profilo di storia economica senese, in Banchieri e mercanti di Siena, Roma, 1987, pp. 9-19.
  99. La moneta a Milano nel '400, Roma, 1988 (ristampato in Il governo della moneta a Firenze e a Milano nei secoli XIV-XVI, Bologna, 1990).
  100. Tra due culture. Introduzione alla storia economica, Bologna, 1988 (ristampato con il titolo Introduzione allo studio della storia economica, Bologna, 1988).
  101. Allegro ma non troppo , Bologna, 1988.
  102. Saggi di storia economica e sociale, Bologna, 1988.
  103. Le tre rívoluzioni e altri saggi di storia economice e sociale, Bologna, 1989.
  104. Miasmi e umori. Ecologia e condizioni sanitarie in Toscana nel Seicento, Bologna, 1989.
  105. Il governo della moneta a Firenze e a Milano nei secoli XIV-XVI, Bologna, 1990.
  106. Il burocrate e il marinaio. La «Sanità» toscana e le tribolazioni degli inglesi a Livorno nel XVII secoio, Bologna, 1992.
  107. Le Marche e la Romagna nell'epidemia di tifo petecchiale del 1622 secondo le fonti toscane (in coll. con M. Moroni), en «Proposte e ricerche» XV (1992), pp. 188-202.
  108. Per una storia della farmacia in Italia: Milano e Lombardia (testi di C. Cipolla, A. Russo, D. Zanetti), Bologna, 1992.
  109. Tre storie extra vaganti, Bologna, 1994.
  110. Storia facile dell'economia italiana dal Medioevo ad oggi (a cura e con introduzione di C.M. Cipofia), Milano, 1995.
  111. Conquistadores, pirati, mercatanti. La saga del'argento spagnuolo, Bologna, 1996.
  112. Del prevedere, in 1996. Dove va l'economia italiana? (a cura di J. Jacobeffi), Bari, 1996, pp. 18-20.
  113. L'importanza del notaio nella città medievale, in Albertano da Brescia. Alle origini del Razionalismo economico, dell'Umanesimo civile, della Grande Europa (a cura di F. Spinelli), Brescia, 1996, pp. 43-9.
  114. Il linguaggio degli occhi, Milano, 1997.
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Carlo Maria Cipolla

Carlo Maria Cipolla, (1922 - 2000) fue un historiador económico italiano. Nació en Pavía, y se graduó en la Universidad de esa misma ciudad en 1944, con una tesis sobre la historia de las explotaciones agrarias en el valle del Po.
A través de la historia económica, con un enfoque humanista de la misma, mostró un mayor interés en las causas que han provocado determinadas situaciones económicas y sociales a lo largo de la historia, que por hechos materiales y cifras concretas. Fue también conocido por sus artículos sobre la superpoblación y sus ensayos sobre la estupidez humana.

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Biografía [editar]

En su juventud, Cipolla quería ser profesor de historia y filosofía, y debido a eso ingresó a la facultad de ciencia política de la Universidad de Pavía. Mientras estudiaba ahí, gracias al profesor Franco Borlandi, un especialista en historia económica medieval, descubrió su pasión por la historia de la economía. Consecuentemente amplió sus estudios en la en la Universidad de París para licenciarse más tarde en la London School of Economics, en 1948.
Obtuvo su primer puesto de profesor de historia económica en Catania a la edad de 27 años, dando inicio a una larga carrera académica en Italia (VeneciaTurín, Pavía, Pisa y Fiesole) y en el extranjero. En 1953 Cipolla viajó a los Estados Unidos por el Programa Fulbright y en 1957 se convirtió en profesor visitante en la Universidad de California en Berkeley, de la que dos años más tarde pasó a ser catedrático. Cipolla fue recibido como miembro en varias academias prestigiosas y en 1995 recibió el premio Balzan.

Teoría de la estupidez [editar]

Cipolla exploró el controvertido tema de la estupidez formulando su famosa Teoría de la Estupidez, expresada por primera vez en su ingenioso panfleto de 1988 titulado Allegro ma non troppo.
En este escrito Cipolla desarrolla una visión de la gente estúpida como un grupo más poderoso que grandes organizaciones como la Mafia, el Complejo Militar Industrial, (MIC) o la Internacional Comunista. El grupo de los estúpidos, sin reglamentaciones, líderes o manifiestos consigue ejercer un gran efecto con una coordinación increíble.
En el mismo libro pueden encontrarse las leyes fundamentales de la estupidez:
  1. Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación
  2. La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona
  3. Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso.
  4. Las persona no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.
  5. Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir.
Por deducción, de la tercera ley, Cipolla identifica dos factores a considerar cuando se explora la conducta humana:
  • Beneficios y pérdidas que un individuo se causa a sí mismo
  • Beneficios y pérdidas que un individuo causa a los otros
Creando un gráfico en el que se coloca el primer factor en el eje x y el segundo en el eje y se pueden obtener cuatro grupos de individuos:
  1. Inteligentes, (Benefician a los demás y a sí mismos)
  2. Incautos, (Benefician a los demás y se perjudican a sí mismos)
  3. Malvados, (Perjudican a los demás y se benefician a sí mismos)
  4. Estúpidos, (Perjudican a los demás y a sí mismos)

Obras [editar]

  • Studi di Storia della Moneta (1948)
  • Mouvements monétaires dans l'Etat de Milan (1951)
  • Money, Prices and Civilization (1956)
  • L' avventura della lira (1958)
  • Storia dell'economia italiana: Saggi di storia economica (1959)
  • Economic History of World Population (1962)
  • Guns and Sails in the Early Phase of European Expansion (1965)
  • Clocks and Culture (1967)
  • Literary and Development in the West (1969)
  • The economic decline of empires (1970)
  • European culture and overseas expansion (1970)
  • Economic History of Europe (1973)
  • The technology of man: A visual history (1980)
  • Fighting the Plague in Seventeenth Century Italy (1981)
  • The Monetary Policy of Fourteenth Century Florence (1982)
  • Allegro ma non troppo (1988)
  • Between Two Cultures: An Introduction to Economic History (1992)
  • Before the Industrial Revolution: European Society and Economy, 1000-1700 (1994)