Cuando la nieta de Eduardo Galeano advirtió el revuelo emocional que se había montado en su funeral, una madeja de besos, abrazos y sollozos, le preguntó a Helena Villagra:

- Abuela, ¿qué era abuelo?
- Abuelo era amiguero —le respondió la viuda del escritor.

Recuerda la anécdota José Javier Hernández, profesor y poeta canario, durante un homenaje al escritor uruguayo en La Tabacalera de Madrid, donde sus amigos han ido desgranando la vida y la obra del autor de Las venas abiertas de América Latina, quien denunció el saqueo de su tierra, rescató la tradición del continente y luchó contra la desigualdad desde sus libros.

Hay un Galeano escritor y un Galeano hombre. Aunque Fernando León de Aranoa, temeroso en su día de que los textos de uno de sus autores de cabecera no se correspondiesen con la persona (“¿Y si me defrauda?”), descubrió que eran uno solo. “Cuando lo conocí, lo vi reflejado en sus escritos”, rememora el director de Los lunes al sol. También le cuesta separar al “intelectual combatiente” del “amigo personal” al excorresponsal de TVE Vicente Romero, quien lo define como “una de las voces más lúcidas políticamente, más mágicas escribiendo y con una capacidad de ternura y cercanía enorme como persona”.

Ambos leyeron fragmentos de su obra, intercalados con imágenes del propio Galeano durante la presentación de Los hijos de los días, hace ya tres años, en el mismo escenario. Les acompañaron, entre otros, el poeta Luis García Montero, el entrenador Ángel Cappa, el actor Juan Diego Botto y los periodistas Manuel Martín Medem y Estela Giraldo, que ofrecieron su visión personal del autor de la trilogía Memoria del fuego.


“Demostró que el pensamiento forma parte de la belleza”, subraya Luis García Montero. “Yo no creo en las ideas frías, que acaban siendo herramientas para crear alambradas o armas de destrucción masiva, sino en las ideas que forman parte del sentimiento y que pegan el arte a la realidad”, añade el poeta granadino, quien afirma que Galeano, ajeno a los poderes oficiales, “contó la vida desde el punto de vista de los más pequeños, esos que él llamaba los nadie”.

Una perspectiva que lo convirtió, a ojos de Martín Medem, en “el mejor periodista” que ha conocido. “Fue el cronista de los muchos que siempre son tratados de menos en los medios de comunicación”, apunta el excorresponsal de TVE en México, Colombia y Cuba.

"Fue  un maestro para todos nosotros"

Galeano, un apasionado del Nacional de Montevideo, donde falleció el pasado abril, también fue recordado por su gente del fútbol. Diego Godín, jugador del Atlético de Madrid y de la selección uruguaya, no pudo estar presente pero envió un vídeo que se proyectó durante el acto, organizado por la editorial Siglo XXI, que ha editado en España su obra.

Sí estuvo el entrenador Ángel Cappa, que lo calificó como “un hincha del buen fútbol” que brindó a sus lectores el mejor libro sobre el tema: El fútbol a sol y sombra. “No era un intelectual que se acercó al fútbol por esnobismo, sino que lo conocía”, deja claro el ayudante de Jorge Valdano en el Real Madrid, que valora su concepto del deporte rey. “Decía que no se juega para ganar, como tampoco se vive para ganar, sino que se juega para jugar. En todo caso, el triunfo para él era una recompensa, no un objetivo”.

Los halagos de los que subieron al estrado, traducidos en aplausos por el público, que colgó el no hay billetes a la entrada del centro social madrileño, lo definieron como “un maestro para todos nosotros”, “un hombre de fútbol”, “una persona tan grande que a los diez minutos de conocerlo parecía un amigo de toda la vida” o “el autor que no escribía historias sino que las encontraba”. Cinco meses después de su fallecimiento, una pintada proyectada al final del homenaje recuerda que es inmortal: “Eduardo Galeano, vivirás en la memoria de los nadies”.