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NOTA DE VREDONDOF :

ESTE ARTICULO A MI ME PARECIO MUY INTERESANTE , PERO ME HA COSTADO MUCHO "LLEGAR A LOS CONCEPTOS" , NO SE SI POR QUE A MIS 63 AÑOS YA PATINA UN POCO MI CABEZA , O BIEN PORQUE EL AUTOR TIENE UN NIVEL ... O QUE ESCRIBE PARA UN NIVEL DE PERSONAS CON UN INTELECTO MUY ELEVADO.

En cualquier caso merece la pena leerlo (con MUCHA ATENCION para enterarse ....)
La conclusion que saque en la 3ª leida que le di , fue que se puede DECIR LO MISMO con el 10 de palabras y utilizando un "estilo mas pegado a la tierra".

LOS ESPAÑOLES NO SON IDEALISTAS. EN LA MEDIOCRIDAD SE ENCUENTRAN A GUSTO

El perfeccionamiento humano se efectúa con ritmo diverso en las sociedades y en los individuos. Los más poseen una experiencia sumisa al pasado: rutinas, prejuicios, domesticidades. Pocos elegidos varían, avanzando sobre el porvenir; al revés de Anteo, que tocando el suelo cobraba alientos nuevos, los toman clavando sus pupilas en las constelaciones lejanas y de apariencia inaccesible. Esos hombres, predispuestos a emanciparse de su rebaño, buscando alguna perfección más allá de lo actual, son los "idealistas". La unidad del género no depende del contenido intrínseco de sus ideales sino de su temperamento: se es idealista persiguiendo las quimeras más contradictorias, siempre que ellas impliquen un sincero afán de enaltecimiento. Cualquiera. Los espíritus afiebrados por algún ideal son adversarios de la mediocridad: soñadores contra los utilitarios, entusiastas contra los apáticos, generosos contra los calculistas, indisciplinados contra los dogmáticos. Son alguien o algo contra los que no son nadie ni nada. Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa, y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor. Sin ideales sería inconcebible el progreso. El culto del "hombre práctico", limitado a las contingencias del presente, importa un renunciar a toda imperfección. El hábito organiza la rutina y nada crea hacia el porvenir; sólo de los imaginativos espera la ciencia sus hipótesis, el arte su vuelo, la moral sus ejemplos, la historia sus páginas luminosas.
Son la parte viva y dinámica de la humanidad; los prácticos no han hecho más que aprovecharse de su esfuerzo, vegetando en la sombra. Todo porvenir ha sido una creación de los hombres capaces de presentirlo, concretándolo en infinita sucesión de ideales. Más ha hecho la imaginación construyendo sin tregua, que el cálculo destruyendo sin descanso. La excesiva prudencia de los mediocres ha paralizado siempre las iniciativas más fecundas. Y no quiere esto decir que la imaginación excluya la experiencia: ésta es útil, pero sin aquélla es estéril. Los idealistas aspiran a conjugar en su mente la inspiración y la sabiduría; por eso, con frecuencia, viven trabados por su espíritu crítico cuando los caldea una emoción lírica y ésta les nubla la vista cuando observan la realidad. Del equilibrio entre la inspiración y la sabiduría nace el genio. En las grandes horas de una raza o de un hombre, la inspiración es indispensable para crear; esa chispa se enciende en la imaginación y la experiencia la convierte en hoguera. Todo idealismo es, por eso, un afán de cultura intensa: cuenta entre sus enemigos más audaces a la ignorancia, madrastra de obstinadas rutinas.
La humanidad no llega hasta donde quieren los idealistas en cada perfección particular; pero siempre llega más allá de donde habría ido sin su esfuerzo. Un objetivo que huye ante ellos se convierte en estímulo para perseguir nuevas quimeras. Lo poco que pueden todos, depende de lo mucho que algunos anhelan. La humanidad no poseería sus bienes presentes si algunos idealistas no los hubieran conquistado viviendo con la obsesiva aspiración de otros mejores.
En la evolución humana, los ideales se mantienen en equilibrio inestable. Todo mejoramiento real es precedido por conatos y tanteos de pensadores audaces, puestos en tensión hacia él, rebeldes al pasado, aunque sin la intensidad necesaria para violentarlo; esa lucha es un reflujo perpetuo entre lo más concebido y lo menos realizado. Por eso los idealistas son forzosamente inquietos, como todo lo que vive, como la vida misma; contra la tendencia apacible de los rutinarios, cuya estabilidad parece inercia de muerte. Esa inquietud se exacerba en los grandes hombres, en los genios mismos si el medio es hostil a sus quimeras, como es frecuente sobre todo en España. No agita a los hombres sin ideales, informe argamasa de humanidad.
Toda juventud es inquieta. El impulso hacia lo mejor sólo puede esperarse de ella: jamás de los enmohecidos y de los seniles. Y sólo es juventud la sana e iluminada, la que mira al frente y no a la espalda; nunca los decrépitos de pocos años, prematuramente domesticados por las supersticiones del pasado: lo que en ellos parece primavera es tibieza otoñal, ilusión de aurora que es ya un apagamiento de crepúsculo.
Sólo hay juventud en los que trabajan con entusiasmo para el porvenir; por eso en los caracteres excelentes puede persistir sobre el apeñuscarse de los años. Nada cabe esperar de los hombres que entran a la vida sin afiebrarse por algún ideal; a los que nunca fueron jóvenes, paréceles descarriado todo ensueño. Y no se nace joven: hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal no se adquiere.
Los idealistas suelen ser esquivos o rebeldes a los dogmatismos sociales que los oprimen. Resisten la tiranía del engranaje político nivelador, aborrecen toda coacción del sistema, sienten el peso de los honores con que se intenta domesticarlos y hacerlos cómplices de los intereses creados, dóciles maleables, solidarios, uniformes en la común mediocridad.
Las fuerzas conservadoras que componen el subsuelo social pretenden amalgamar a los individuos, decapitándolos; detestan las diferencias, aborrecen las excepciones, anatematizan al que se aparta en busca de su propia personalidad. El original, el imaginativo, el creador no teme sus odios: los desafía, aun sabiéndolos terribles porque son irresponsables y asesinos como ultima solución. Por eso todo idealista es una viviente afirmación del individualismo, aunque persiga una quimera social; puede vivir para los demás, nunca de los demás. Su independencia es una reacción hostil a todos los dogmáticos. Concibiéndose incesantemente perfectibles, los temperamentos idealistas quieren decir en todos los momentos de su vida, como Don Quijote: "yo sé quién soy". Viven animados de ese afán afirmativo. En sus ideales cifran su ventura suprema y su perpetua desdicha. En ellos caldean la pasión, que anima su fe; esta, al estrellarse contra la realidad social, puede parecer desprecio, aislamiento, misantropía: la clásica "torre de marfil" reprochada a cuantos se erizan al contacto de los obtusos. Diríase que de ellos dejó escrita una eterna imagen Teresa de Ávila: "Gusanos de seda somos, gusanillos que hilamos la seda de nuestras vidas y en el capullito de la seda nos encerramos para que el gusano muera y del capullo salga volando la mariposa". Todo idealismo es exagerado, necesita serlo. Y debe ser cálido su idioma, como si desbordara la personalidad sobre lo impersonal; el pensamiento sin calor es muerte, frío, carece de estilo, no tiene firma.
Jamás fueron tibios los genios y los héroes. Para crear una partícula de Verdad, de Virtud o de Belleza, se requiere un esfuerzo original y violento contra alguna rutina o prejuicio; como para dar una lección de dignidad hay que desgoznar algún servilismo. Todo ideal es, instintivamente, extremo; debe serlo a sabiendas, si es menester, pues pronto se rebaja al refractarse en la mediocridad de los más. Frente a los hipócritas que usurpan poderes civiles y mienten con viles objetivos, la exageración de los idealistas es, apenas, una verdad apasionada. La pasión es su atributo necesario, aun cuando parezca desviar de la verdad; lleva a la hipérbole, al error mismo; a la mentira nunca. Ningún ideal es falso para quien lo profesa: lo cree verdadero y coopera a su advenimiento, con fe, con desinterés. El sabio busca la Verdad por buscarla y goza arrancando a la naturaleza secretos para él inútiles o peligrosos. Y el artista busca también la suya, porque la Belleza es una verdad animada por la imaginación, más que por la experiencia. Y el moralista la persigue en el Bien, que es una recta lealtad de la conducta para consigo mismo y para con los demás. Tener un ideal es servir a su propia Verdad Siempre. Algunos ideales se revelan como pasión combativa y otros como pertinaz obsesión; de igual manera distínguense dos tipos de idealistas, según predomine en ellos el corazón o el cerebro. El idealismo sentimental es romántico: la imaginación no es inhibida por la crítica y los ideales viven de sentimiento. En el idealismo experimental los ritmos afectivos son encarrilados por la experiencia y la crítica coordina la imaginación: los ideales tórnanse reflexivos y serenos. Corresponde el uno a la juventud y el otro a la madurez. El primero es adolescente, crece, puja y lucha; el segundo es adulto, se fija, resiste, vence.
El idealista perfecto sería romántico a los veinte años y estoico a los cincuenta; es tan anormal el estoicismo en la juventud como el romanticismo en la edad madura. Lo que al principio enciende su pasión, debe cristalizarse después en suprema dignidad: ésa es la lógica de su temperamento. Sin embargo lo que si hay es mucha mediocridad. La mediocridad puede definirse como una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo en su sociedad. Ésta ofrece a todos un mismo fardo de rutinas, prejuicios y domesticidades; basta reunir cien hombres para que ellos coincidan en lo impersonal: "Juntad mil genios en un Concilio y tendréis el alma de un mediocre". Esas palabras denuncian lo que en cada hombre no pertenece a él mismo y que, al sumarse muchos, se revela por el bajo nivel de las opiniones colectivas.El régimén actual, la monarquía cainista, ha conseguido una vez más, a través de sus ladrones politicos, que los españoles sean mediocres y que todo destello de genialidad sea enterrado en el desprecio. El régimen es miedoso,cobarde y hurtador, teme por su continuidad, pues sabe que se ha llevado mucho y no ha ofrecido nada. Qué se puede esperar de un monarca que dice:"El recuerdo de Franco constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad ...". Seguid votando, idealistas.
J.I.
"El sentido común es la cosa mejor repartida del mundo
porque todo el mundo cree poseerlo en cantidad suficiente." René Descartes.

LIBERTAD

-La filosofia de la libertad esta basada en la propiedad de uno mismo, esta simple pero elegante y contundente animacion la explicara exactamente. Esta es una gran herramienta que cualquiera puede usar para educar niños y adultos acerca del derecho a la vida, libertad y la capacidad de crear - y nuestra responsabilidad para pensar, hablar y actuar. La version en DVD de este video puede ser descargada gratis en: www.philosophyofliberty.blogspot.com CRÉDITOS AUTOR: Ken Schoolland schoolak001@hawaii.rr.com PRODUCTOR: Kerry Pearson (aka Lux Lucre) MÚSICA: Music2Hues www.music2hues.com WEBSITE: www.jonathangullible.com AYUDA: The Jonathan Gullible fund www.isil.org/tools/jonathan-gullible.html COPYRIGHT: www.creativecommons.org/licenses/by-nd-nc/1.0/ *

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Je suis, je ne suis pas


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Llevo 50 años pensando lo mismo y, sin embargo, cambio de opinión cada día. A veces refuerzo la base racional, reduzco los rincones emocionales. Otras veces lo contrario. A veces me reafirmo en la experiencia, a veces abro ventanas al aire fresco. Descubro zonas de sombra, añado matices, introduzco excepciones. Supongo que como la mayoría. Supongo que al contrario que unos pocos.
Lo que está pasando estos días en Francia, como lo que pasó en Madrid el 11 M, o en Nueva York el 11 S, pone a prueba nuestra capacidad de equilibrar razón y sentimientos, nuestra capacidad para enfrentarnos a situaciones emocionales complejas: aquellas en que, aparentemente, hay lucha de valores contradictorios.
Libertad de opinión, de expresión y de prensa, contra libertad de religión. Tolerancia frente autodefensa. El orden contra el caos, el progreso frente al retroceso, lo nuevo contra lo viejo, el bien contra el mal.
La ingente cantidad de información que nos inunda cada día no contribuye mucho a resolver esos dilemas. Determinados paradigmas instalados en la sociedad occidental añaden más confusión. Uno de esos paradigmas es el llamado lenguaje políticamente correcto que debe conducirnos, se supone, al pensamiento políticamente correcto.
Cuando Occidente –porque fue Occidente- inventó “lo políticamente correcto” dio un paso cultural trascendental: reconocer que el lenguaje determina nuestra forma de pensar y, por lo tanto, someterlo a unas reglas que no alcanzan rango de código penal pero sí de desaprobación social. Con ello también se coartó, en cierto modo, la libertad de pensar, de expresarse libremente, de “llamar a las cosas por su nombre”. Como son reglas difusas, el uso diario del lenguaje políticamente correcto puede ser una trampa porque, por un lado, es la expresión de las formas más civilizadas, porque estigmatiza el insulto,  pero también puede ser la negación de la capacidad para decir la verdad, con minúsculas, nuestra verdad.
Lo políticamente correcto en este momento es dar un “me gusta” a #todossomosCharlieHebdo. Lo políticamente correcto es decir que no hay que confundir Islam con violencia, que el Islam es una religión de paz. Lo políticamente correcto es llamar racistas a los que se manifiestan contra la supuesta “islamización de Occidente”.
Yo no he marcado como favorito #todossomosCharlieHebdo, pero tampoco he marcado el #yonosoyCharlyHebdo. En realidad, podría haber marcado los dos.
Por un lado, #yosoyCharlyHebdo de una manera radical. Porque defenderé radicalmente que cualquiera pueda ser Charly Hebdo. La libertad de opinión y de expresión es la primera de las condiciones de la libertad en general. Puede que no me gusten sus caricaturas, que no me haga ninguna gracia su humor, que los encuentre groseros, maleducados, provocadores, pero defenderé su derecho a serlo. Y me limitaré a no comprar esa revista y lamentar que se pueda insultar a alguien. A partir de ahí, las reclamaciones, desprovistas del apelativo “blasfemia”, a los tribunales. Pero la libertad de Charly Hebdo para decir lo que piensa, y más en clave de humor, es sagrada. Y es más sagrada que cualquier religión. Porque la libertad es nuestra religión, la de todos, mientras que el resto de religiones sólo serán sagradas para una parte de la sociedad.
Así que, aunque el “hashtag” casi no quepa en nuestra “fast food” cultura  yo sólo marcaría con plena convicción #yosoyynosoyCharlieHebdo.
Algo parecido me pasa con los mensajes que desde hace semanas ocupan el debate en Alemania con las manifestaciones contra la supuesta islamización de Occidente.
Por un lado, me parecen pueriles, ridículas, porque yo no veo la supuesta islamización por ningún lado. En el fondo, no se trata de otra cosa que de pura xenofobia, de odio al extranjero, no sólo al musulmán, de racismo. Es la base del nazismo y del fascismo.
Pero, por otro lado, veo que en esas manifestaciones hay ciudadanos que nunca habrían salido a la calle bajo esas consignas y que ahora, por las razones que sean, retroceden décadas en su cultura democrática y desafían al pensamiento político correcto.
Y me pregunto si no tiene esto que ver precisamente con la rebelión ante el lenguaje políticamente correcto instaurado en nuestra sociedad.
“El islam es una religión de paz”. Quien diga lo contrario es tildado inmediatamente de islamófobo. Le ocurrió a Ratzinger, le ha ocurrido a muchos intelectuales y políticos. Le ocurre diariamente a muchos ciudadanos que no lo ven tan claro. No soy ningún experto en el Islam. Leí hace muchos años. La conclusión que saqué entonces, cuando las opiniones no se reducían a  “hashtags”, es que cualquiera puede encontrar en el Corán lo que quiera. Puede encontrar una religión de paz y una religión que justifica y hace un llamamiento a la violencia para imponerse. Empezando por el título mismo. Porque Corán significa “someterse, rendirse, aceptarse”. Y se puede entender que sea a Dios o a un alfanje o un Kalashnikov.
Así que, otra vez, mis “hashtags” en “twitter” podrían ser perfectamente contradictorios. Si, como dicen los expertos en Islam, que el problema no es tanto el Corán como los Hadiths, los dichos y hechos del profeta añadidos posteriormente y las interpretaciones de los mismo, no  añade nada, se queda en una cuestión para expertos. El problema estaría en la misma esencia de la religión.
En lo que no tengo ninguna duda es que el Corán, es un libro escrito en el Neolítico. Hace 1.400 años, la zona del mundo donde nació el Corán estaba en el Neolítico. Los musulmanes no creen que ese libro fuera escrito por un hombre, el profeta Mahoma, sino que fue escrito, palabra por palabra, por Dios. El profeta sólo fue la mano, o mejor, la voz que utilizó dios. Que nadie se escandalice. Es una cuestión de fe, como tantas otras cosas en todas las religiones, y a los dogmas de la Iglesia católica me remito. Y lo mismo vale para la Biblia, o la Torá.
Convendría recordar que en la Biblia, el Libro, como lo llaman los musulmanes, el fundamento de la sociedad judeocristiana- y también de la islámica, podemos encontrar el mayor catálogo de atrocidades que podamos imaginarnos. Neolítico en estado puro.
Pero hay una clara diferencia en la evolución de las sociedades, la judía, la cristiana, la musulmana, evolucionadas a partir de la Biblia, los Evangelios y el Corán.
Nuestra sociedad, evolucionada a partir de los Nuevos Evangelios cristianos, donde no se encontrará una palabra que justifique la violencia para imponerse,  donde la máxima expresión de Dios es el Amor, ha ido diluyendo sus esencias religiosas, sustituyéndolas por paradigmas agnósticos. El amor cristiano se ha transmutado en igualdad, fraternidad, libertad –“vive la France!-“, justicia.
Antes de llegar a este punto, el cristianismo, o mejor, las distintas iglesias, católicas y protestantes, pasaron una etapa negra secular en la que baste recordar las Cruzadas, la Inquisición, las guerras de religión… Pero eso fue hace siglos. El cisma cristiano no ha separado culturalmente a las sociedades. El cristianismo, en cualquiera de sus formas, ha evolucionado en la misma dirección.
La peculiar historia del pueblo judío, mezclado en su diáspora con la sociedad cristiana, le ha proporcionado seguramente parecidos valores, restándole la brutalidad de los axiomas bíblicos resumidos en el “ojo por ojo y diente por diente”. El judaísmo también ha evolucionado, vistiéndose de laicismo, aunque ahora la extrema derecha israelí parece que quiere retroceder un siglo declarando la confesionalidad judía del Estado de Israel. Esperemos –democracia mediante- que no lo consiga.
¿Ha evolucionado en el mismo sentido la sociedad islámica? O, si se quiere,  las sociedades islámicas, porque allí también hay diversidad y cisma (chiitas, sunnitas).
Evidentemente, a juzgar por lo que está pasando en el mundo en las últimas décadas, no. Las sociedades islámicas están todavía impregnadas de valores, instituciones y organización social y política medievales. Incluso en las comunidades de la emigración occidental se ha percibido un retroceso de décadas. El camino hacia el laicismo y el agnosticismo de las sociedades cristinas, se ha recorrido en sentido inverso entre las comunidades musulmanas. No todos han hecho ese camino en sentido inverso, naturalmente. Los estudios sociológicos aseguran que una inmensa mayoría de los musulmanes alemanes comulga con los principios de la sociedad democrática. Pero tenemos suficientes argumentos para dudar de las encuestas a pie de calle.
Eso es lo que empuja a muchos ciudadanos bienintencionados a sumarse a manifestaciones xenófobas convocadas por conocidos ultraderechistas.
Estos días he podido escuchar de esos ciudadanos justificaciones para acudir a esas manifestaciones como que “en las elecciones Angela Merkel prometió que no iba a haber peajes en las autopistas y ya tenemos aquí el peaje”. ¿Qué tiene eso que ver eso con las manifestaciones contra el Islam? Pues que ese ciudadano decía que ese día se acabó el confiar en Angela Merkel, que ya no confiaba más en los políticos que le hablaban un lenguaje políticamente correcto para ocultar una mentira. Otros muchos citan cosas como que “en tal barrio de tal ciudad han cambiado el nombre a un mercadillo de navidad y le han llamado mercado de invierno para no herir la susceptibilidad de los musulmanes. Otro, recordaba que en Alemania hay más de 3.000 mezquitas y en algunos barrios hay más mezquitas que iglesias.
De toda esta amalgama de justificaciones más o menos peregrinas, algunos ponían el dedo en la llaga al recordar que en algunas ciudades hay salafistas que salen a la calle a tratar de imponer la Sharía, algunos imanes fanáticos reclutan y convierten a jóvenes que se vuelven aspirantes a asesinos dándoles el nombre de mártires. Muchos de esos han lanzado amenazas de muerte en internet. Esas amenazas son reales y Alemania se ha salvado por los pelos, y por la eficacia policial, de atentados como los de Madrid o París o Londres.
Quien llame a esos ciudadanos “neonazis” o “racistas”, sencillamente estará ciego. No hay peligro de islamización en Alemania, no. Pero sí un claro peligro de radicalización de los jóvenes musulmanes alemanes. Y con ellos, del Islam en Alemania, porque esas manifestaciones radicales son las que tienen visión exterior, publicidad. Sólo los apocalípticos tienen propaganda, los normales, los integrados, no se ven, a veces, incluso callan.
El Consejo central musulmán alemán ha mostrado una actitud ejemplar. Su presidente ha dicho:+ “cuando atacan una sinagoga yo soy judío, cuando atacan una iglesia, yo soy cristiano”. Pero eso, evidentemente, no es suficiente.
El silencio de la mayoría musulmana ha sido en ocasiones clamoroso y dudoso. Sólo ellos pueden poner coto al extremismo. Nadie mejor que ellos saben dónde están las mezquitas y los imanes fanáticos donde se reclutan más fanáticos. Nadie mejor que ellos puede hacer algo por integrar a los jóvenes musulmanes que buscan en los valores del Neolítico o de la Edad Media su identidad perdida en un mundo de valores reducidos a la categoría de “hashtag”. La sociedad musulmana moderna y tolerante ahora mismo está silenciada y secuestrada por el alfanje.
También hay muchos jóvenes cristianos que también han perdido su identidad. Algunos de ellos quieren encontrarla en el racismo, el antisemitismo o la islamofobia. Así que la tarea es de todos. Lo que les están diciendo esos ciudadanos a sus políticos no es tanto “no quiero musulmanes” sino, “devuelve a nuestra sociedad una identidad”.
Por eso, ante las manifestaciones anti islam sólo me encuentro cómodo tuiteando al mismo tiempo mensajes contradictorios #yosoycristianoysoyjudioysoymusulmán.
Nuestra sociedad será multicultural o no lo será.  
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Autor del articulo -

Je suis, je ne suis pas

Ich bin "ein" Berliner por Miguel-Ángel-Berlin
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REFRANES a tener muy en cuenta siempre - "NUNCA LLUEVE A GUSTO DE TODOS".- "ARRIMAR EL ASCUA A SU SARDINA".- "CADA UNO HABLA DE LA FERIA COMO LE VA EN ELLA".Y no olvidarse de la "mas moderna" que dice : "Aqui el que no corre vuela y el MAS TONTO hace aviones".
Nota : pongo estos tres refranes para que el lector tenga cuidado con lo que lee.
Es muy facil manipular a la gente, todo el cuidado es poco.
Hay que CUESTIONARSE lo que se lee, CONTRASTARLO  y luego CADA UNO DEBE LLEGAR A SUS PROPIAS CONCLUSIONES.
VRedondoF
** Soy un EMPRESARIO JUBILADO que me limito al ARCHIVO de lo que me voy encontrando "EN LA NUBE" y me parece interesante. **
**  Lo intento hacer de una forma ordenada/organizada mediante los blogs gratuitos de Blogger. **
** Utilizo el sistema COPIAR/PEGAR, luego lo archivo. ( Solo lo  INTERESANTE, según mi criterio). **
** Tengo una serie de familiares/ amigos/ conocidos (yo le llamo "LA PEÑA") que me animan a que se los archive para leerlo ellos después. **
**  Los artículos que COPIO Y PEGO EN MI ARCHIVO o RECOPILACIÓN (cada uno que le llame como quiera), contienen opiniones con las que yo puedo o no, estar de acuerdo. **
** Si te ha gustado la publicacion, lo mejor que debes hacer es ir al blog/pagina del autor y DEJAR UN COMENTARIO. En mi blog no puedes dejar comentarios, pero si en el del autor. **
** Cuando incorporo MI OPINIÓN, la identifico CLARAMENTE,  con la única pretensión de DIFERENCIARLA del articulo original. **
** Pido perdon por MIS limitaciones literarias. El hacerlo mejor (no mucho) me cuesta dedicarle MAS TIEMPO, y la verdad es que (ademas de no tener tiempo) tengo poca paciencia,  por ello, y nuevamente, pido disculpas por las susodichas limitaciones. **
** Mi correo electrónico es vredondof (arroba) gmail.com por si quieres que publique algo o hacer algún comentario. **
** Por favor!  Si  te ha molestado el que yo haya publicado algún artículo o fotografía tuya,  ponte en contacto  conmigo (vredondof - arroba - gmail.com ) para solucionarlo o retirarlo. **
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